La exconsejera ha sido rehabilitada por López Miras, quien le podría guardar un puesto importante si el juicio que tiene el año que viene le sale bien
Adela Martínez-Cachá está de vuelta, y viene con el aval bajo el brazo del presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras. Intuyo que más por hacerle la pelota a su nuevo jefe Feijóo, que por convencimiento propio.
De hecho la misma Cachá, que no comentaba nada del mismo López Miras, lleva un tiempo muy activa en sus redes con mensajes donde pone en valor las «valientes reflexiones» del ahora su nuevo valedor.
Recordemos que Adela Martínez-Cachá es amiga personal del ahora presidente del Partido Popular, Alberto Nuñez Feijóo, y esto podría jugar muy a su favor en los próximos tiempos.
Es conocido que Cachá fue defenestrada y mandada a los infiernos por sus propios compañeros de partido, Fernando a la cabeza, debido a su imputación, por una torpe, muy torpe gestión de la situación del Mar Menor.
Creía la de Lorca que era buena idea emprender las obras de construcción de la tubería de El Carmolí, «calificándolas de emergencia» en un intento de sortear las consideraciones sobre evaluación de impacto ambiental que pudiera realizar el órgano competente y, además, ofrecer la imagen ante la ciudadanía de que se luchaba eficazmente contra el problema de los vertidos a la laguna salada, según se indica en el escrito de la Fiscalía.
Hago un inciso en este punto para indicar que si nos fijamos en la mayoría de imputados populares, casi todos han pecado de lo mismo: prepotencia. Se han creído por encima de la Ley, y la Ley, aunque lenta, siempre alcanza a aquellos que intentan adelantarse a ella.
Ayer publicábamos en exclusiva los encargos de servicios realizados por el Gobierno de Fernando López Miras a través del IMIDA y la consejería de Antonio Luengo, otro que está en la cuerda floja aunque ya hablaré de él en otro momento, a dos de las empresas de Adela Martínez-Cachá.
En el PP han molestado las contrataciones a la empresa de Cachá
Esta publicación, me consta por comentarios que me han llegado del entorno del Partido Popular, ha causado una gran molestia en algunos de los que se autodenominan pesos pesados en la organización popular. Cierta edil de la que no puedo decir su nombre por expreso deseo de la misma, me llegó a confesar su vergüenza y su hartazgo porque hechos de este tipo se sigan repitiendo.
«No podemos seguir haciendo estas cosas, manchan el nombre del partido. Hasta que la justicia no dilucide los hechos de los que se le acusa (en referencia a Cachá) no podemos volver a tener contacto con ella, y mucho menos vía contratación menor», me aseguró en tono de manifiesto enfado.
Sea como fuere, lo que quizás desconocen es que esas contrataciones, que algunos me llegaban a asegurar se habían hecho sin el conocimiento del presidente, tenían la bendición de Fernando López Miras. Y este hecho es muy relevante.
Tan relevante como que Fernando, sin contar con la mayoría de personas que tiene a su alrededor, haya podido decidir rehabilitar para la causa de Adela Martínez-Cachá, y que incluso, así me lo aseguran, en el caso de que en la próxima legislatura López Miras vuelva a gobernar, y una vez pasado el juicio donde se verá si finalmente es condenada o no, le guardará un puesto de relevancia en su gobierno.
Desconozco el motivo de esa atracción hacia lo oscuro, lo corrupto y lo perverso de muchos miembros del Partido Popular, pero desde luego es algo que se deberían de hacer ver. No pueden seguir intentando limpiar el maltrecho nombre de su partido por un lado, manchado por las innumerables causas de corrupción en las que se ha visto envuelto, y por ser el primer partido político de la historia de este país en ser condenado por corrupción en sentencia firme, y por otro, contratando a escondidas (llámese contrato menor) a quien está bajo la sospecha de actos de dudosa legalidad.
Así las cosas y si no cambia mucho la situación, volveremos a tener Cachá para rato. Veremos si las presiones internas que está sufriendo López Miras para que esto no suceda son suficientes, o si por el contrario el presidente hace como dice la canción ‘Maldito Duende’ de Héroes del Silencio y se siente tan fuerte que piensa que nadie le puede tocar.