Todo lo malo de está región pilló a López Miras tocando este instrumento de viento madera formado por un tubo cilíndrico con ocho orificios y, a su juicio, le exime de toda responsabilidad de los actos de su partido
Fernando López Miras es un político precoz que desde bien joven detectó que la política podría ser su medio de vida.
A los dieciocho años decidió afiliarse a Nuevas Generaciones del Partido Popular, organización en la que llega a ocupar, años más tarde, el cargo de vicesecretario nacional de Economía y Empleo. Desde ahí el ascenso fue meteórico.
En las elecciones autonómicas de 2011 fue elegido diputado en la Asamblea Regional de Murcia cargo que mantuvo hasta que en abril de 2014 renunció al mismo para ser nombrado secretario general de la consejería de Economía y Hacienda de la Región de Murcia, aunque sería reelegido como diputado en las elecciones de 2015, cargo que ocuparía hasta que el dedazo de Pedro Antonio Sánchez le hizo presidente.
En todos estos años donde ha estado inmerso, y en puestos de relevancia, dentro de la formación conservadora ha visto como los casos de corrupción de su partido brotaban con flores en primavera. Destacable el caso Gürtel que finalmente acabó con su partido en la oposición a nivel nacional y el Partido Popular condenado por corrupción.
En los momentos posteriores al caso Gürtel fue cuando conocimos que había aprendido de joven a tocar la flauta dulce. En aquellos días intentó esquivar la alargada mancha de la corrupción de su partido afirmando que «cuando todos esos sinvergüenzas en el 95 comenzaron a llevárselo hace 20 años, yo estaba en los franciscanos aprendiendo a tocar la flauta dulce con el padre Turpín».
Y desde entonces hasta el día de hoy le ha acompañado la famosa flauta a la que siempre recurre ante cualquier imprevisto que pueda encontrarse.
Sin ir más lejos, a consecuencia de la condena a 3 años de cárcel para Pedro Antonio Sánchez, su padre político, quien le puso donde está, y quien, dicen las malas lenguas (y algunas lenguas muy cercanas al presidente), manejaba los hilos desde Miami, ha vuelto a recordar sus tiempos de estudiante de flauta dulce.
Sin sonrojarse ni un poco, tras varios días desaparecido dado que ordenó liberar su agenda para evitar tener que hablar del escabroso asunto, afirmó que los hechos por los que su padre político había sido condenado eran «algo municipal» y que ocurrieron hace 18 años.
De nuevo, el joven Miras, se desligaba de cualquier posible vinculación que algún malpensado pudiera realizar entre él y su querido hasta que fue condenado, Pedro Antonio Sánchez.
Lo que pasa que la hemeroteca es justiciera, y suele poner en su sitio a quien intenta alterar los hechos sucedidos buscando crear una realidad alternativa a la que realmente había sucedido. Y no había que irse muy lejos en el tiempo.
El pasado mes de julio, el precoz presidente, rodeado de los suyos, con su amado jefe (el de ahora, que hasta hace cuatro días era Pablo Casado) Feijóo delante soltó lo siguiente:
«Hoy presento mi candidatura para seguir presidiendo el Partido Popular de la Región de Murcia desde el orgullo de saber de dónde venimos, con la satisfacción de haber aprendido de los mejores. Hoy no puedo dejar de recordar a Pedro Antonio Sánchez»
Y en ese momento una cerrada ovación de todos los presentes inundó el auditorio donde se estaba celebrando el evento. Aplauso que demuestra que la larga mano de PAS no es imaginaria e inventada por aquellos enemigos que buscan socavar la credibilidad del bueno de Fer.
Y es que para Fer todo lo malo de está región le pilló tocando este instrumento de viento madera formado por un tubo cilíndrico con ocho orificios y, a su juicio, le exime de toda responsabilidad de los actos de su partido.
La maldita flauta dulce que exhibe con alegría como coartada para desentenderse de todos los casos de corrupción de su partido anda demasiado gastada y, sinceramente, no creo que esta vez le pueda servir para desviar la atención y eludir sus responsabilidades.