► «Chaqueteros de pro en pos del mantenimiento del ‘carguico’ que, como agradecimiento a sus servicios, le prestan sus amos»
Quién no ha oído hablar de los pseudomedios en los últimos tiempos. Esos soportes mediáticos subvencionados por el Partido Popular y VOX con la única misión de difundir bulos, atacar al gobierno progresista y de paso sus dueños enriquecerse con la lluvia de euros que les llega.
Pues resulta que antes de estos «pseudos» ya existían otros. Los pseudopolíticos. Esos que se arrastran ante los mandatarios de su partido, practicando hasta la extenuación la genuflexión, siempre a favor del líder de turno, capaces de vomitar cualquier premisa que sus amos le hayan encargado.
Por lo general, son personajes fácilmente reconocibles. Suelen ser bravucones incontrolados, propensos al insulto y la amenaza que en muchas ocasiones justifican la violencia, verbal y física, para cualquier fin que requieran sus jefes.
Son los señuelos enviados al campo de batalla política para difundir las mayores barbaridades dialécticas. Aquellas que causan sonrojo y estupor hasta a los que las promueven, pero que para estos elementos son amables sonidos a sus toscos oídos.
Siempre dispuestos a recibir golpes y duras respuestas ante sus excentricidades, autoconvenciéndose a ellos mismos de que colaboran en una causa mayor.
Por supuesto tienen bien desarrollado el don de la adulación a sus amados líderes y no tienen problema en criticar al amo caído al segundo de su destitución. Chaqueteros de pro en pos del mantenimiento del ‘carguico’ que, como agradecimiento a sus servicios, le prestan sus amos.
Entre sus múltiples fechorías se encuentran las de coaccionar, amedrentar y amenazar a todo aquel que no siga los mandamientos de su señor. Especialmente cicateros con los periodistas a los que disponen en dos grupos: los que pueden comprar y son afines, y todos los demás.
Además, suelen intentar vender un aurea de perfección y pureza, que por regla general suele estar muy alejada de la realidad. En su mayoría son corruptos redomados, que no dudan en hacer obras ilegales en sus latifundios aunque esto conlleve echar la culpa a familiares directos para intentar evitar que su nombre se vea mancillado.
Estos especímenes, cada vez más presentes en el ecosistema político, suelen ser perennes. Aguantan en sus sillones líder tras líder. Legislatura tras legislatura siempre encuentran un hueco. Por supuesto, sus puestos son de los mejor pagados. «Ya que me sacrifico por el partido, por lo menos cobro bien», se dirán a si mismos.
Son, por lo general, gente obtusa, con más verborrea que sesera, siempre duchos a vociferar lo que sea y ante quien sea. Necesitados del foco mediático y la atención, y que además suelen pecar de egocentristas.
La pena, es que a estos homo sapiens que se quedaron a un par de pasos de la evolución de la especia actual hay quien los anima a seguir con sus fechorías. Hay un sector de la sociedad que los adora. Consideran que sin ellos el mundo no sería mundo.
Post Data
Esta semana fuimos testigos de como todo un senador del Reino de España amenazaba a una de las mejores periodistas que hay en la Región de Murcia, Rosa Roda. Además, en la misma publicación de X (antes Twitter) arrojaba luz acerca del fulminante despido de la profesional de la información de su puesto en Onda Cero.
Realmente no era tanto un secreto, dado que la gente de este mundillo sabíamos perfectamente cómo se había fraguado su despido. Hasta incluso quien gestionó el asunto asegurando ir en nombre del presidente de la Región de Murcia, y el lugar donde se firmó su sentencia de muerte.
Lo que no sabíamos, pero intuíamos, era que quien exigió su cese no se conformó solo con eso, sino que también pidió que ningún medio regional le ofreciera trabajo. Siempre con la utilización del maná de la publicidad institucional como moneda para la extorsión.
Es muy triste saber que directores de medios regionales que se rasgan las vestiduras cada vez que alguien les tacha de parciales entregados al Gobierno regional, son cómplices de la tremenda injusticia hecha con Rosa Roda.
Solo espero que algún día, más pronto que tarde, el tiempo ponga a toda esta fauna, que de periodistas tienen poco, y mucho de hienas, en su sitio.