Mientras las listas de espera y las negligencias se disparan, la gestión del presidente Fernando López Miras deja a la sanidad pública en estado crítico
El sistema sanitario de la Región de Murcia está en estado crítico. Las listas de espera se disparan, los profesionales de la salud trabajan bajo una presión insoportable y los pacientes sufren las consecuencias de una gestión que no logra dar respuesta a los problemas estructurales de la sanidad pública. Sin embargo, y en un giro que resulta, cuanto menos, desconcertante, el presidente regional Fernando López Miras ha sido galardonado con la medalla de colegiado de honor y el emblema de oro del Colegio Oficial de Médicos de la Región de Murcia.
La realidad de una gestión cuestionable
Mientras López Miras posa sonriente recibiendo esta distinción, los médicos de la Región enfrentan un panorama desolador. Las cifras hablan por sí solas: más de 34.000 pacientes esperan una intervención quirúrgica, con demoras que alcanzan los 148 días en especialidades como cirugía plástica. En Atención Primaria, los médicos deben lidiar con agendas que superan los 50 pacientes diarios, lo que no solo afecta la calidad de la atención, sino también la salud mental de los propios profesionales.
Esta situación ha provocado un aumento en las reclamaciones sanitarias, que en 2024 alcanzaron las 454, un 11 % más que el año anterior. Entre estas, 37 casos resultaron en fallecimientos, según el informe de la Asociación El Defensor del Paciente. Y, sin embargo, el Colegio de Médicos considera que la gestión de López Miras merece un reconocimiento especial.
¿Un premio a qué?
El galardón otorgado por el Colegio Oficial de Médicos de la Región de Murcia no solo resulta contradictorio, sino también indignante para quienes viven el día a día de una sanidad pública al borde del colapso. Los propios profesionales sanitarios, que sufren la precariedad laboral y la falta de recursos, deben sentirse desconcertados al ver cómo la institución que los representa honra a un líder político cuya gestión ha dejado al sistema sanitario en una situación límite.
¿Qué mensaje se envía a los médicos que soportan jornadas interminables, sufren agresiones en sus centros de trabajo y carecen de las herramientas necesarias para desempeñar su labor? ¿Qué pensarán los pacientes que ven cómo sus intervenciones se retrasan o que deben viajar kilómetros porque los hospitales más cercanos han cerrado servicios esenciales?
Una crisis que afecta a todos
La sanidad pública en la Región de Murcia no discrimina. Las carencias impactan tanto a los ciudadanos como a los propios trabajadores del sistema. El déficit financiero del Sistema Murciano de Salud, que supera los 3.600 millones de euros, ha obligado al cierre de plantas hospitalarias y a la suspensión de operaciones, dejando a muchos pacientes sin soluciones a corto plazo.
Mientras tanto, los médicos, lejos de recibir el apoyo necesario, se enfrentan a un entorno laboral cada vez más hostil. La falta de planificación estratégica por parte del Gobierno regional ha dejado a zonas rurales sin pediatras ni médicos de familia suficientes, y la presión asistencial no deja de aumentar.
La paradoja del reconocimiento
El reconocimiento otorgado a López Miras pone de manifiesto una desconexión entre la realidad sanitaria y las acciones de quienes tienen el poder de cambiarla. No se trata de negar que el Gobierno pueda haber adoptado medidas puntuales para intentar paliar la crisis, como la inversión de 30,4 millones de euros para reducir las listas de espera. Pero estas acciones son insuficientes cuando los problemas de fondo, como el déficit estructural y la falta de personal, siguen sin resolverse.
El Colegio de Médicos, al conceder esta medalla, parece ignorar las voces de sus propios colegiados, quienes constantemente denuncian la sobrecarga laboral, la precarización de sus condiciones y la falta de recursos en sus centros de trabajo. En lugar de premiar a quienes perpetúan esta situación, sería más coherente centrar los esfuerzos en exigir soluciones reales y duraderas.
Un reconocimiento vacío en medio de la crisis
El galardón a López Miras no solo es una afrenta para los médicos y pacientes de la Región, sino que también simboliza la desconexión entre los discursos oficiales y la realidad que se vive en los hospitales y centros de salud. Mientras los líderes políticos reciben medallas, las salas de espera siguen llenas, las listas de espera quirúrgicas se alargan y los profesionales se agotan.
Este reconocimiento, lejos de aportar credibilidad al sistema sanitario, refleja la hipocresía de un modelo que premia gestiones fallidas mientras deja de lado las verdaderas necesidades de la ciudadanía. En lugar de condecorar a quienes tienen en sus manos la responsabilidad de revertir la crisis, habría que cuestionar por qué seguimos esperando un cambio que parece nunca llegar.
La sanidad pública en la Región de Murcia no necesita más medallas ni ceremonias. Necesita recursos, planificación y un compromiso real con los trabajadores y los pacientes que sostienen el sistema cada día. Y, sobre todo, necesita que las instituciones se alineen con la realidad, en lugar de premiar gestiones que han llevado al sistema al borde del colapso.
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