Pedro Antonio Sánchez sigue siendo el mejor «negocio» para algunos en la Región, donde las subvenciones y beneficios aparecen milagrosamente ligados a su entorno familiar
Hay personajes que tienen la asombrosa capacidad de seguir protagonizando titulares aún años después de dejar oficialmente sus cargos públicos. Personajes cuyo talento innato para generar polémica, beneficio económico personal y, sobre todo, misterio administrativo, los convierte en auténticas estrellas mediáticas, dignas de estudio antropológico o de una serie de Netflix. Uno de ellos, y sin duda el más brillante y eterno representante murciano de esta categoría, es nuestro muy querido Pedro Antonio Sánchez, alias PAS. ¿Quién necesita Hollywood teniendo a PAS?
La reciente publicación en LasNoticiasRM de dos espléndidas noticias relacionadas con las empresas vinculadas al expresidente de la Región, nos ha recordado que el «eterno PAS» continúa teniendo un peso específico en la economía regional, algo que, visto con sarcasmo, debería llenarnos de orgullo patriótico. El dinero público fluye a su alrededor como si él fuera el sol y las subvenciones planetas que gravitan sin poder evitar caer en su órbita gravitacional. Sin duda, un fenómeno económico-físico digno del Nobel o al menos de un libro de texto escolar sobre «cómo hacer negocios cuando has salido de la política por la puerta de atrás».
La primera noticia destapaba con lujo de detalles cómo una empresa propiedad del hermano de PAS, Top Turismo SL, ha recibido más de medio millón de euros en subvenciones públicas en tiempo récord, una empresa, ojo al dato, ¡sin trabajadores registrados! No contentos con recibir semejante suma, en un ejercicio supremo de magia económica, esta empresa se ha alzado con cuantiosas subvenciones procedentes, casualmente, del Gobierno Regional. Al parecer, el Gobierno murciano es un auténtico filántropo, generoso especialmente con familiares de ciertos expresidentes. Ni las mejores familias reales tienen tanto apego al reparto equitativo de riqueza.
La segunda noticia no es menos interesante y gira en torno a Tempori Parce SL, empresa del propio PAS. Resulta que esta sociedad, que también brilla por su deslumbrante falta de actividad visible, ha obtenido suculentos beneficios durante el último ejercicio. Nada menos que una cifra de negocio de más de 276.000 euros y beneficios netos cercanos a los 150.000 euros, cifras dignas de una multinacional de Silicon Valley, pero conseguidas, increíblemente, con apenas un empleado registrado. Y sí, ese empleado es, cómo no, el propio Pedro Antonio Sánchez. Genialidad empresarial en estado puro: menos es más, especialmente cuando ese «menos» se traduce en plantilla, transparencia y explicaciones.
Entre tanta opacidad, misterio y asombrosa capacidad para la generación de riqueza sin esfuerzo aparente, la Región de Murcia asiste perpleja a esta singular capacidad de PAS para ser rentable. No hace falta montar fábricas, crear empleo ni innovar tecnológicamente; basta con tener el apellido adecuado y lazos estrechos con aquellos que reparten las subvenciones. Es la nueva forma de hacer negocios: rápido, limpio y tremendamente opaco.
Y aquí viene lo más divertido de todo. Resulta que estas publicaciones, que en cualquier otro lugar del planeta provocarían dimisiones en cadena y el desfile de cabezas políticas, en San Esteban han generado, simplemente, nerviosismo. Mucho nerviosismo. Fuentes bien informadas (sí, el Señor X siempre tiene fuentes) han asegurado que desde el momento en que ambas noticias vieron la luz en LasNoticiasRM, se produjo una auténtica tormenta telefónica en las dependencias regionales.
Llamadas urgentes, exigencias nerviosas, y peticiones casi desesperadas de que se remitiera, de inmediato, toda la documentación sobre esas subvenciones. Parece ser que alguien en San Esteban ha visto las orejas al lobo y ha pedido a sus subordinados que se pongan a trabajar, cosa que debería ser habitual, pero que en este caso es especialmente sospechosa.
Para San Esteban también es eterno
Además, el Señor X tiene conocimiento de que la instrucción ha sido clara: «Ni se os ocurra hacer pública esa documentación». Transparencia ante todo, excepto cuando la transparencia pueda dañar la imagen pública de ciertos amigos que ya no están oficialmente en política pero siguen merodeando por las arcas públicas con una habilidad pasmosa. Este secretismo institucionalizado es, sin duda, otro signo de modernidad democrática, al menos al estilo murciano. ¿Quién dijo que la transparencia era buena? Mejor vivir en la feliz ignorancia mientras los euros vuelan.
En este contexto, la estrategia parece clara: que no se hable demasiado del tema, que se deje correr el agua y que se olviden rápido estas molestas publicaciones. Pero es aquí donde reside el gran error de cálculo de quienes manejan estos asuntos desde la sombra. Porque en la era de internet y la transparencia (o al menos de la demanda constante de la misma), intentar ocultar documentos o información comprometida no hace sino levantar aún más sospechas y provocar que la curiosidad de la gente aumente exponencialmente. Es la ley básica del efecto Streisand, o lo que es lo mismo, intentar esconder algo solo consigue atraer aún más atención.
Volviendo al «eterno PAS», ¿no es fascinante su capacidad para mantenerse eternamente presente en la política murciana, aunque sea indirectamente? Sin necesidad de cargos oficiales, sin necesidad de discursos, sin necesidad de votos. PAS sigue siendo el epicentro de una forma de entender la política y la economía que parece decirnos: «tranquilos, murcianos, que aquí siempre estaremos los mismos». O mejor dicho, que siempre estarán los mismos para aprovechar lo público mientras puedan.
Así, Murcia se convierte en el escenario perfecto de una eterna tragicomedia política, donde personajes como PAS siguen ejerciendo su influencia con total descaro y complicidad institucional. Y mientras, en San Esteban corren nerviosos, intentando apagar fuegos que ellos mismos han contribuido a encender.
Al final, PAS no es solo un expresidente con condenas judiciales a sus espaldas; PAS es ya un símbolo, un estilo, una forma de entender la política regional que mezcla con alegre despreocupación el beneficio privado y el dinero público. Un ejemplo a seguir para aquellos que aún dudan de si merece la pena dedicarse a la política: sí, merece la pena, especialmente si tienes un hermano con empresas «productivas» o una sociedad unipersonal sin actividad aparente pero con capacidad milagrosa de generar beneficios.
Murcia seguirá esperando explicaciones que probablemente nunca lleguen, al menos mientras quienes gobiernan tengan más miedo a la transparencia que a la propia justicia. Pero mientras esperamos esas respuestas, sigamos disfrutando de la ironía de que PAS, aun sin estar, siga siendo el mejor «negocio» para algunos. Porque en esta tierra nuestra, ya se sabe, hay cosas que nunca cambian. Y el eterno PAS es una de ellas.
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