30 de enero, Día Escolar de la No Violencia y la Paz, reconocido por la UNESCO en 1993, recordamos la importancia de una educación en y para la tolerancia, la solidaridad y la concordia
Desde ANPE, entendemos que los centros educativos tienen que ser lugares de aprendizaje, tolerancia y respeto, en los que la autoridad del profesor fundamente la calidad de la enseñanza y permita educar a nuestro alumnado como ciudadanos globales, críticos y comprometidos con sus derechos y los de otras personas. Por otro lado, y como consecuencia de los efectos derivados de la pandemia, hoy más que nunca queremos también resaltar y reivindicar el trabajo que actualmente nuestros docentes están realizando, tanto en la tutorización de alumnos como en el servicio de orientación y figuras análogas, para alcanzar esa paz interior tan necesaria para erradicar cualquier tipo de violencia, sea la propia o la ejercida por otros.
Por esta razón, es imprescindible abordar la prevención desde edades tempranas, la mejora de la convivencia escolar y la erradicación de cualquier conflicto y situación de violencia en las aulas. Debe ser un compromiso y una tarea permanente de todos para lograr que el proceso educativo se realice con absoluta normalidad. La Escuela debe ser el lugar de la convivencia y el aprendizaje que forme ciudadanos libres y responsables para, desde una educación en valores, contribuir a la trasformación y mejora de nuestra sociedad.
ANPE vuelve a insistir en la imperiosa necesidad de elaborar un Plan Estratégico de Mejora de la Convivencia Escolar que debería contar, entre otros, con los siguientes apartados:
- La ineludible obligación de los equipos directivos, ante el conocimiento de un hecho que pudiera ser constitutivo de delito, de informar a la autoridad educativa correspondiente, así como al Ministerio Fiscal.
- Un programa de prevención de acoso escolar que contemple la aceleración de los protocolos de protección a las víctimas y un plan de detección precoz de los problemas de convivencia en los centros educativos.
- La actualización y cumplimiento de los Decretos de convivencia, así como los Planes de convivencia y Reglamentos de los centros.
- El establecimiento de protocolos de actuación ante agresiones al personal docente de los centros sostenidos con fondos públicos.
- Un plan específico de formación del profesorado para la prevención y detección de conflictos relacionados con la convivencia escolar.
- El reconocimiento de la ansiedad, la depresión y el estrés como enfermedades profesionales de los docentes siempre que se deriven de situaciones de acoso, estableciendo estas situaciones como accidentes laborales.
- El compromiso por parte de la administración para el tratamiento rehabilitador y educativo de los alumnos agresores.
Este año, desde ANPE, también os animamos a sumaros a la campaña de UNICEF:
Mapa de Paz Mental para temibles trols infelices #mapadepazmental.