Lhicarsa ofrece peores condiciones laborales e indemnizaciones por debajo de lo que marca la ley a los trabajadores despedidos

Dos de los trabajadores aceptaran la indemnización, uno se irá a los tribunales y los otros dos se sienten humillados al ofrecerles peores condiciones de trabajo e ingresos para su readmisión

Nuevo episodio en el caso de los cinco trabajadores mayores de 50 años despedidos sin previo aviso por Lhicarsa el pasado 1 de septiembre.

Según ha podido saber LasNoticiasRM de fuentes cercanas a la negociación, la empresa no ha cumplido con las expectativas generadas ni con los compromisos adquiridos con el Ayuntamiento de Cartagena, accionista de Lhicarsa, en la oferta realizada a los trabajadores despedidos el pasado 1 de septiembre.

De los cinco trabajadores, tres se mostraron dispuestos a aceptar el despido si este se consideraba improcedente e incluía la indemnización marcada en la ley. Ellos fueron los primeros en reunirse con la dirección de Lhicarsa. En esta reunión se les ofreció una indemnización algo por debajo de lo que marca la ley.

Dos de ellos han aceptado la oferta de la empresa, pero el tercero se niega a aceptarla y anuncia que acudirá a los tribunales para salvaguardar sus derechos dado que, según parece, su contrato incluye una cláusula donde en caso de despido se le debe indemnizar con 45 días de salario por año trabajado, algo que la empresa se ha negado a hacerse cargo.

Por otro lado, los otros dos trabajadores que si querían la readmisión, fueron citados en el día de ayer para escuchar la propuesta que tenía Lhicarsa para ellos, siendo esta muy insatisfactoria, según han trasladado a este medio fuentes de la negociación.

Concretamente les han ofrecido puestos de trabajo como controladores, trabajando a turnos fines de semana y noches, condiciones muy inferiores a las que tenían, dado que ambos eran trabajadores de oficina, con una categoría laboral superior a la ofrecida y horario diurno de lunes a viernes.

Además, según indican las mismas fuentes, los puestos de trabajo ofertados para la readmisión por parte de Lhicarsa, «son puestos que no existen en la actualidad, por lo que tendrían que crearlos exprofeso para los trabajadores, lo que implica un sobrecoste para la empresa», lo que contradice la tesis de la empresa del ahorro de costes que motivaba en los escritos de despido.

El presidente del Comité de Empresa presente en las reuniones

El presidente del Comité de Empresa, Antonio Pastor Tovar, ha estado presente en todo momento en las reuniones que han tenido lugar entre la empresa y los trabajadores despedidos, y según apuntan las fuentes consultadas por LasNoticiasRM, en todo momento se ha posicionado del lado de la empresa, pese a que las condiciones ofrecidas son «a todas luces peores y no cumplen con la promesa de respetar las categorías profesiones y las condiciones laborales previas».

La pelota en el tejado del Ayuntamiento de Cartagena

Ante la situación generada por la oferta realizada por Lhicarsa a los trabajadores despedidos, le toca al Ayuntamiento de Cartagena, como accionista y único cliente de la empresa, el levantar la voz y hacer cumplir las promesas y compromisos adquiridos la semana pasada.

Recordemos que inicialmente se iba a realizar un consejo de administración extraordinario el pasado martes para tratar el asunto de los despidos, y fue suspendido debido al compromiso de la empresa de readmitir a los trabajadores en condiciones laborales y categorías profesionales similares a las que tenían, y que para ello necesitaban unos días «para arreglarlo todo», según informaron fuentes de la empresa.

Ahora, ante lo que parece un claro incumplimiento de los compromisos prometidos por la empresa, la pelota queda en el tejado del Ayuntamiento de Cartagena, que tendrá que decidir si forzar al cumplimiento de las promesas realizadas por Lhicarsa, o mirar hacia otro lado y desentenderse de la situación. Lo segundo sería dramático para las familias de los trabajadores afectados, y sentaría un peligroso precedente para futuros despidos, como los once que estaban previstos y que por el revuelo mediático han sido frenados.