Considerar a la gente como estúpida es el peor error de los políticos y suele coincidir con una pérdida del sentido de la realidad y de una desesperación por aferrarse al estatus, en este caso, el de la Vicepresidenta, Isabel Franco. El botín obtenido por entrar de lleno en la historia de la vergüenza política de España y de la Región de Murcia, más grande: traicionar a su partido y acceder como tránsfuga en un gobierno.
1.- La reputación pública como política de Isabel Franco roza el ridículo y la indignidad, es por ello que bien para continuar en las listas del PP en las próximas elecciones, o haberse ganado un trabajo en las amplias posibilidades de empresas grandes y empresarios que juegan FUERTES a política, son alternativas para sentir que ha merecido la pena las acreditadas traiciones y trampas.
Pero el nivel es mayor, utilizar dinero público para blanquear esa imagen tan deteriorada, es aún más indigno, como las trampas en las primarias del partido o arrojar los principios morales y éticos a la basura.
El brillante plan de lavado de imagen y blanqueo de trayectoria tan nefasta es pasearse de escenario en escenario entregando premios a diestro y siniestro con dinero público.
Como si la situación crítica que sufrimos las familias, las economías familiares, los recortes sanitarios y el desmantelamiento de la educación pública no estuvieran ocurriendo, fastuosas fiestas, gastos sin límite y entrega de premios, todos sonrientes y felices, la ristra no es pequeña, a la transparencia, al consumo, a la mujer, a los mayores etc. Y lo que queda hasta las elecciones, preparémonos para un espectáculo esperpéntico. Todo lo que de sonrisas de profident y visualización en los serviles medios de comunicación murcianos (salvo dignas excepciones).
2.- Blanquear una de las mayores manchas más negras que el tizón, intervenir ilegítimamente en el Consejo de la Transparencia de la Región de Murcia, bloquearlo y quemar a dos Presidentes del mismo órgano, legalmente independientes ¿tanto miedo tienes a la transparencia y el control de buen gobierno?
José Molina falleció con un pesar, un dolor, una amargura que le obsesionaba, soy testigo privilegiado de ello por mi especial relación con él, el primer Presidente del Consejo de la Transparencia de la Región de Murcia. Se le arrinconó, se le hizo el vacío, se le negó el pan y la sal, terrible.
“Nueva realidad en el consumo, nueva defensa del consumidor”
UceRM Informa
A Pérez Templado lo propusieron ustedes desde el Gobierno Regional, pero al no tragar con ese intervencionismo y bloqueo de la autonomía e independencia que los Gobiernos Regionales y el de España que deben garantizar, lo quemaron y por no evitar conflictos de tal dimensión, decidió dimitir.
La transcendencia del conflicto con un órgano al que se pretendía y pretende el acoso y derribo, tanto en la Región de Murcia, como en toda España y en la Unión Europea, en organismos académicos y facultativos del ámbito tan trascendente como la transparencia y el buen gobierno, tema de primer orden por ser la mayor exigencia de la gente a la administración, a los políticos.
También corta la cabeza del Consejero de Transparencia y se asegura el control directo de la oficina de transparencia, encargada de esa misión de derribar operativamente al Consejo de la Transparencia de la Región de Murcia.
El blanqueo de este conflicto del cual no ha salido quemada, ya está, pero aún queda recorrido, no ha supuesto ni más ni menos, que la celebración en la Región de Murcia de un Congreso Internacional de Transparencia y Buen Gobierno, con un presupuesto de más de 50.000 euros,
Un congreso que no viene a cuento, no es la Región de Murcia ejemplo de nada, solo de la vergüenza de contar con este conflicto dilatado y de un coste tan gigante.
Un congreso internacional de transparencia con el que ha pretendido jugar a la memoria del pez, al que los votantes y la gente en general se le presupone.
Un congreso en el que el Consejo de la transparencia de la Región de Murcia no participa como forma de protesta por la esperpéntica situación que se sufre.
Varias fotos en ese contexto de ser más papista que el papa, en apariencias, en hipocresías, apariencias varias, de cartón piedra, e hipocresía con sonrisas de profident.
No hay derecho, el coste en prestigio y reputación de la Región en demasiados ámbitos ya, es demasiado caro, es el ridículo y el arrastrar el sentido institucional de la Región de Murcia, lo cual es la imagen, el valor de la Región de Murcia.
Estas credenciales provocan tristeza en la ciudadanía, crean desesperanza y falta de ejemplaridad, esta mediocridad de pensar que el dinero público y el poder, dan para poner en marcha una apisonadora, con un canal público, una emisora pública y muchas influencias y dinero a determinados medios, dejarán en el baúl de los recuerdos todo lo acontecido. Es tomar por idiotas a los murcianos, por estúpidos sin memoria, sin sentido crítico y de exigencia a sus políticos, de resignarse ante una imagen deplorable de la Región de Murcia, por muchos guiños que le haga al señor de Quintos, por si buscara cobijo, amparo cobarde, salidas.
Gente influyente, con dinero y poder y medios de comunicación para colocarse.
No, no somos resignados, nosotros no, ni tenemos memoria de pez, ni tenemos precio por más que administren las subvenciones de manera interesada en beneficio político propio, personalista.
El de lograr hacerse visualizar lo suficiente, con tiempo, con largo recorrido hasta las elecciones, una campaña personalista larga y sobretodo con dinero público.
¿La gestión real de las competencias? Eso ahora es secundario, los malos datos de gestión claman al cielo y no tienen en un año arreglo porque tampoco existe un liderazgo político necesario para ello, ni un proyecto de regeneración, de resiliencia, es más de lo mismo, y más de lo mismo, solo queda lavar, blanquear, la memoria del pez en los votantes como salida hacia ningún lugar, seguir, mantener los estatus. Si, la indecencia es tratar de engañar a la gente creyendo que no ven, analizan, exigen, critican porque les va en ello su presente y su futuro, el de sus familias.