El Mar Menor y la Fundación Ingenio

Ramón Pagán González. Químico e integrante del grupo de coordinación de Pacto por el Mar Menor

Desde hace tiempo se están vertiendo por parte de la Fundación Ingenio –lobby financiado por poco más de una docena de empresas de agricultura intensiva existentes en la Región de Murcia– una serie de afirmaciones, que apoyadas en estudios pseudocientíficos, intentan demostrar que la contaminación del Mar Menor no tiene nada que ver con los fertilizantes utilizados en la agricultura intensiva y que toda la responsabilidad de esta contaminación ha de recaer en las aguas residuales urbanas. Nada de esto es verdad y toda esta polémica que ha promovido la mencionada fundación con la intención de manipular a la opinión pública murciana en favor de sus espurios intereses, ha de ser esclarecida.

Para todo el mundo científico que ha emitido informes relacionados con el problema del Mar Menor (UMU, IEO, Comité Científico del Mar Menor, UPCT), la contaminación que llega hasta la albufera es de tres tipos: de origen agrícola, minero y urbano; estimándose que entre estos, la principal causa de los procesos de eutrofización del Mar Menor se debe a la llegada continua al Mar Menor de nutrientes, es decir de los nitratos y fosfatos que contienen los fertilizantes utilizados por la agricultura intensiva. Se estima que el 85% de la contaminación total es debida a estos agroquímicos. Es, por tanto, absolutamente falso que la agricultura del Campo de Cartagena, no sea la mayor causante de la contaminación del Mar Menor.

Esta ingeniosa fundación ha hecho además un «gran descubrimiento» afirmando que la causa de contaminación se encuentra en el fósforo de los vertidos de aguas residuales urbanas y no en los nitratos de origen agrícola, argumento que como demostraré, también es falso.

Para que exista crecimiento vegetativo, crezcan las lechugas, las algas o el fitoplancton hacen falta una serie de elementos, entre los más importantes e imprescindibles para la vida, están el nitrógeno (N) y el fósforo (P). La proporción en la que los seres vivos utilizan estos elementos es: 17 N : 1 P, es decir, por cada parte de fósforo que se aporta en forma de fosfatos, hacen falta 17 partes de nitrógeno, que se aportan en forma de nitratos. Ambos fertilizantes son utilizados en los campos de cultivo de forma conjunta (nitrofosfatos) o por separado, nitratos y fosfatos, pero siempre en esa proporción. Por lo tanto, es falso que todo el fósforo que llega a la laguna proceda únicamente de aguas residuales urbanas. Es más bien todo lo contrario. Prácticamente la totalidad de todos los nitratos que llegan al Mar Menor son de origen agrícola, estimándose entre 740 y 896 las toneladas de nitratos, que anualmente llegan al Mar Menor.

Desde el punto de vista químico, los nitratos son muy solubles en el agua, por lo que disueltos en las aguas de riego penetran en la tierra. Su uso en exceso en el pasado, y en menor cantidad, pero de manera intensiva en los últimos tiempos, ha contaminado el acuífero Cuaternario que alcanza ya los 150 – 200 mgr/L de agua. En cambio, los fosfatos que son muy insolubles en agua y permanecen siempre en la capa más superficial de la tierra, no llegan al acuífero, pero son fácilmente arrastrados por las lluvias torrenciales junto a los sedimentos que los llevan inexorablemente hasta el Mar Menor. Es por tanto durante estos episodios de fuertes lluvias cuando el fósforo procedente de la agricultura y el que procede puntualmente de aguas residuales urbanas llegan al mar. No se ha realizado un estudio de la procedencia del fósforo, pero estimo que es muchísima mayor la cantidad de agua, arrastres y el contenido en fósforo de sedimentos procedentes de los campos, que el procedente del vertido de aguas residuales en momentos de lluvias abundantes.

Ambos contaminantes nitratos y fosfatos son los responsables de todos los procesos de eutrofización que existen en el planeta, y el Mar Menor no es una excepción.

En Pacto por el Mar Menor venimos diciendo, desde nuestra puesta en marcha hace ya siete años, que es necesario poner soluciones en el origen del problema, principalmente en los campos donde es imprescindible una reducción en el uso de fertilizantes, principal causa del problema, así como la mejora de las redes de saneamiento con creación de redes separativas de aguas pluviales, que no creen problemas en las depuradoras durante los episodios de lluvias torrenciales.

El futuro de la agricultura en el Campo de Cartagena pasa por el cumplimiento del Acuerdo Marco de Uso de Nitratos y el Acuerdo Marco del Agua de la Unión Europea, y de la ley 3/2020 de Protección y Recuperación del Mar Menor, que en este apartado se ciñe a la normativa europea. Pretender abolir la ley del Mar Menor es lo mismo que pretender cambiar o abolir las normativas europeas. Creemos en una agricultura respetuosa con las normativas, que sea sostenible, y con futuro en el mercado nacional y europeo.

Para que los problemas tengan solución la primera condición es reconocer su existencia. La estrategia que sigue la Fundación Ingenio con la falacia de que no existe un problema de contaminación de origen agrícola en el Mar Menor, impedirá su resolución, y esto solo nos puede llevar a la completa degradación de nuestra albufera y a la ruina del sector agrícola en el Campo de Cartagena. Aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo de los acontecimientos. La pregunta ahora es ¿Seremos capaces de hacerlo?