Una presidenta parcial

Esta semana se ha vivido otro lamentable episodio en la Asamblea regional, lugar que desde hace tiempo dejó de ser la casa de todos para pasar a ser el cortijo de López Miras.

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Pero antes de entrar en la cuestión quiero hacer un poco de historia y recordar tiempos aún recientes de la anterior legislatura. Recordemos que el anterior presidente fue Alberto Castillo, quien recibió numerosas críticas por su gestión y forma de llevar los plenos. Pero he aquí un detalle importante: fue criticado por todos los partidos presentes en la cámara.

Volviendo a la actualidad, Visitación Martínez fue puesta por López Miras en la presidencia de la Asamblea regional para que no le pasara lo mismo que con Alberto Castillo quien, pese a todo lo que se dijo, nunca fue dirigido desde San Esteban.

Desde el inicio de la legislatura la parcialidad y el trato de favor de la presidenta de la Asamblea regional hacia los miembros de su partido, en un agradecimiento claro por la oportunidad brindada, y sus socios de gobierno, ha sido más que patente.

Cualquiera que siga la actualidad parlamentaria y los plenos celebrados comprueba que no trata igual a unos y a otros. Desde el tiempo extra que concede cuando finaliza el asignado, hasta el corte del micro cuando lo considera la señora presidenta, pasando por la diferente vara de medir a la hora de rebajar el tono de los oradores en la tribuna.

Es tan escandaloso el trato de favor, que hasta se ha dado el caso que expresiones dichas por sus amigos del PP no han merecido crítica alguna, pero sin embargo en boca de cualquiera de los grupos de la oposición han propiciado la reprimenda de la señora Martínez.

Además, procura no intervenir cuando sus señorías, especialmente de VOX, arremeten de manera personal contra cualquier miembro de la oposición, al tiempo que impide el ejercicio de los derechos que los diputados tienen estipulados según el reglamento de la cámara tal como se pudo comprobar el pasado miércoles.

Y aquí es donde vamos al lamentable espectáculo que se vivió esta semana donde, una vez más quedó patente su parcialidad, y propició que el diputado de Podemos, Victor Egío, perdiera los nervios al impedirle la señora presidente poder replicar, por alusiones directas y personales, la ristra de mentiras y agravios que el portavoz de VOX le lanzó.

La presidenta consintió que el portavoz de los abascales en la Asamblea Regional, Rubén Martínez Alpañez, vertiera falsedades y ataques personales contra el diputado podemita. Alpañez acusó a Egío de llevar 6 meses sin venir por la cámara, en un claro desprecio hacia su persona, dejando caer en el ambiente que era porque a Egío no le había dado la gana cumplir con sus obligaciones como diputado.

La realidad es que el diputado de Podemos se ausentó durante 6 semanas de la actividad en la Asamblea Regional por una razón muy justificada: fue padre y estaba disfrutando el permiso de paternidad.

Y lo triste de todo es que la presidenta de la Asamblea regional sabía de la situación y no evitó con carácter preventivo el desagradable momento, propiciando el choque de trenes que después se produciría y que a la postre daría como resultado la suspensión del pleno.

Martínez tuvo a bien callar cuando el voxero vertía mentiras sobre el podemita, pero llamó al orden y expulsó a Egío a la velocidad de la luz. El diputado de Podemos tan solo quería ejercer su derecho de réplica por alusiones directas, pero la presidenta evitó tener que concederle la palabra pasando vertiginosamente a la fase de votación de la proposición de ley que se debatía, sabedora que en ese punto el reglamento impide dar turnos de palabra.

El problema es que no parece un acto involuntario o espontáneo. En mi opinión, y como todas las opiniones son cuestionables, la presidenta actuó con pleno conocimiento de lo que hacía: dejar sin réplica al agraviado. En mi pueblo esto se conoce como ser valiente con el débil y cobarde con el fuerte. Juzguen ustedes.

A partir de ese momento caos, nervios y cara desencajada de la presidenta ante la posición del diputado de Podemos de no abandonar la sala tal como le había exigido Visitación Martínez.

Está claro que el cargo de presidenta de la Asamblea regional le viene grandísimo a Visitación Martínez. Venía de ser alcaldesa en San Pedro de Pinatar en una clara línea descendente, tanto que en ese municipio se perdió la mayoría absoluta y se han tenido que apoyar en VOX para gobernar. Algunas malas lenguas dicen que Martínez huyó de su pueblo por la creciente falta aprobación que tenía entre sus vecinos.

Sea como fuere, la realidad es que la parcialidad de Visitación Martínez es un lastre para la democracia que se debe ejercer en tan importante institución. Además, como no se modere e intente ser imparcial lo que pasó este miércoles se va a repetir con frecuencia.

Los diputados son personas. Personas que tienen límites. Límites que la señora presidenta se está encargando de presionar al máximo. Reconsidere sus posiciones señora Martínez, aún está a tiempo.