Silencio en la mamografía política

Silencio en la mamografía política
Silencio en la mamografía política

«La falta de compromiso del Gobierno de la Región de Murcia en el cribado de cáncer de mama puede costar vidas y erosiona la confianza ciudadana«

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La salud pública no es solo un capítulo técnico de la administración, es un pacto social que debe basarse en la prevención, la transparencia y la dignidad. Cuando hablamos del cribado de cáncer de mama en la Región de Murcia, no se trata únicamente de balances o estadísticas, sino de mujeres reales, familias reales, esperas realmente angustiosas. Y ahí es donde el Gobierno de Fernando López Miras ha fallado de forma imperdonable.

El programa de detección precoz —esa puerta abierta a un diagnóstico temprano que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte— ha sido relegado a la periferia de la gestión pública. Con la ampliación de edades prometida —de los 45 a los 74 años— suspendida o postergada y con miles de mujeres sin cita, la decepción es profunda. No podemos mirar hacia otro lado cuando la negligencia se viste de burocracia.

Un silencio que puede costar vidas

La falta de compromiso del Gobierno de la Región de Murcia en el cribado de cáncer de mama puede costar vidas y erosiona la confianza ciudadana. Esto no es una frase para el impacto; es la realidad que late bajo el ruido político. Porque más allá de hospitales y mamógrafos, hablamos de confianza. Y no hay peor lesión en una sociedad que perder la fe en que quienes gobiernan velan por el bien común.

Mientras otras comunidades avanzan en prevención, en la Región de Murcia vemos excusas convertidas en norma: falta de sistemas informáticos, problemas de coordinación, reestructuraciones eternas. No son simples contratiempos. Son señales de una administración que ha priorizado la foto, la promesa y el titular antes que la salud. Mujeres que aguardan en listas, que no obtienen cita o que ven cómo su salud se relega al olvido. ¿Qué mensaje envía eso? Ya se lo digo yo: que ciertas vidas pueden esperar.

La prevención es la inversión más rentable que existe: menos enfermedad, menos sufrimiento, menos gasto futuro. Pero cuando la política se convierte en trinchera, se deja de prevenir y se empieza a improvisar. La Región de Murcia, bajo el mando de López Miras, es un ejemplo doloroso de ello. Las cifras no son solo números; son el reflejo de un sistema que dejó de escuchar y de planificar.

La política del maquillaje sanitario

Resulta aún más grave que, ante las críticas, la Consejería de Salud responda con evasivas o con ataques. Que se hable de “19 días de demora media” mientras más de 1.200 mujeres ni siquiera tienen cita es insultante. La transparencia no se mide en notas de prensa, sino en hechos contrastables. Y cuando se manipula la información pública, se erosiona algo más que la confianza: se vulnera la ética institucional.

En la Región de Murcia, la sanidad pública se ha convertido en una contabilidad política. Y en esa contabilidad, las mujeres están pagando el precio. Desde 2022, el Gobierno regional no publica los resultados reales del programa de cribado. ¿Por qué tanto silencio? ¿Qué temen mostrar? El silencio institucional es, a menudo, la confesión más clara.

También es indignante que se externalicen pruebas diagnósticas a la sanidad privada mientras las listas de espera siguen creciendo. Lo que debería ser un refuerzo temporal se convierte en modelo estructural: precarizar lo público para justificar lo privado. Y eso no es eficiencia, es abandono.

Una cuestión de dignidad, no de cifras

Cuando el Gobierno regional presume de supervivencia del 85 % en cáncer de mama, omite lo más obvio: ese porcentaje se sostiene sobre la detección temprana, precisamente lo que se está debilitando. No hay supervivencia sin cribado, ni cribado sin compromiso político.

Cada mujer que espera una cita para una mamografía es una historia en suspenso. Una madre que no duerme, una hija que se preocupa, una trabajadora que no puede faltar a su empleo. Es un drama cotidiano que no se mide en estadísticas, sino en angustia. Y ese drama se agrava cuando quienes tienen el poder de solucionarlo eligen mirar hacia otro lado.

Si algo enseña la sanidad pública es que la indiferencia cuesta vidas. Que cada mes de retraso puede significar un diagnóstico tardío. Y que cuando se habla de cáncer, no hay tiempo que perder.

El precio político de la indiferencia

No se trata solo de ineficiencia, sino de prioridades. El Gobierno de López Miras ha convertido la gestión sanitaria en un ejercicio de propaganda. Cada crisis se afronta con una foto, cada retraso con una promesa y cada dato negativo es replicado echándole la culpa a otros. Pero el tiempo pasa, y las mujeres siguen esperando. Y cuando la espera se convierte en costumbre, la responsabilidad se transforma en negligencia.

El programa de cribado de cáncer de mama debería ser el orgullo de la Región de Murcia, un símbolo de compromiso con la vida. En cambio, se ha convertido en un espejo de la desidia política: promesas incumplidas, opacidad institucional, descoordinación, falta de recursos. No es un fallo aislado; es un patrón de gobierno.

Y lo más doloroso es que las víctimas de esa desidia no tienen voz mediática. No salen en los telediarios. No hacen ruido. Pero su silencio es un grito que debería avergonzar a quienes gestionan la salud pública.

La Región merece algo mejor

Gobernar es anticipar, proteger, cuidar. Y en eso, este gobierno ha fallado. Porque gobernar no es esconder datos, ni negar problemas, ni culpar a otros. Gobernar es responder. Y la Región de Murcia merece respuestas.

Se necesitan hechos, no titulares. Que se amplíe de inmediato el rango de edad del programa de cribado, que se asignen citas a todas las mujeres sin fecha, que se publiquen los resultados reales, que se doten los recursos necesarios y que se deje de manipular políticamente la salud.

El cáncer no entiende de ideologías ni de campañas. Entiende de tiempo, de atención y de humanidad. Y lo que este gobierno está demostrando es que le falta humanidad y le sobra cálculo político.

La salud no espera

Porque la prevención no puede esperar. Porque cada retraso en una mamografía es una oportunidad perdida para salvar una vida. Porque un gobierno que ignora la urgencia de la salud pública traiciona la confianza de su gente.

La Región de Murcia merece un gobierno que mire a los ojos de sus ciudadanas y les diga la verdad, no que les dé la espalda tras una cortina de cifras y excusas. La salud no es un eslogan: es el reflejo de lo que somos como sociedad.

No hay gestión eficaz sin empatía, ni política decente sin responsabilidad. La Región de Murcia necesita ambas, y las necesita ya.

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