El informe sitúa al territorio murciano con un 91,4% de superficie desertificada, fruto de su condición completamente árida y de la degradación acumulada
La Región de Murcia vuelve a aparecer en el epicentro de la desertificación en España. El nuevo Atlas de la Desertificación de España, publicado por la Universidad de Alicante con apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica, confirma que el territorio murciano es, con diferencia, la comunidad autónoma más afectada por este proceso de degradación ambiental. El documento, elaborado a partir de modelos de inteligencia artificial y evidencias científicas recopiladas durante décadas, sitúa a la Región en lo más alto del escalafón de desertificación del país al concentrar un 91,4% de su superficie desertificada .
El informe señala un patrón contundente: todo el territorio de la Región de Murcia se clasifica como zona árida —índice de aridez inferior a 0,65—, lo que la convierte en un espacio especialmente vulnerable. Sin embargo, el Atlas matiza que ningún kilómetro cuadrado entra en la categoría de “árido” en sentido estricto, lo que subraya la complejidad de su comportamiento climático y edáfico y marca una diferencia con regiones canarias donde ya aparece incluso la categoría “hiperárido” .
La Región, un territorio semiárido con dificultades para recuperar sus suelos
El documento detalla que el sureste ibérico —incluyendo íntegramente a la Región de Murcia— sufre una combinación de factores especialmente adversos: menos de 350 mm anuales de precipitación, distribución irregular de la lluvia, temperaturas medias superiores a 14 ºC y frecuentes periodos de sequía prolongada. Este escenario sitúa a Murcia dentro del dominio climático semiárido, caracterizado por suelos frágiles, mal estructurados, con tendencia a la pérdida de nutrientes y a la formación de costras superficiales tras el abandono agrícola .
El Atlas señala que, en este tipo de ambientes, la sucesión vegetal es muy lenta, lo que agrava el deterioro del suelo. Allí donde se acumula algo de humedad, la vegetación puede mejorar la calidad edáfica; sin embargo, las extensas áreas desnudas de la Región favorecen procesos erosivos como escorrentía, cárcavas o erosión laminar. Este comportamiento, según el estudio, coloca a la Región en una situación de vulnerabilidad estructural frente a la desertificación.
La Región, líder en superficie desertificada y sin zonas en “buen estado” dentro de su territorio árido
Entre los elementos más contundentes del Atlas destaca el escalafón comparativo entre comunidades autónomas. La Región de Murcia:
- Es la primera comunidad con mayor porcentaje de territorio desertificado (91,4%), muy por encima de La Rioja (85,4%) o Madrid (84,4%) .
- No presenta zonas áridas en buen estado, según los indicadores utilizados.
- Forma parte del núcleo semiárido más crítico del país, junto con Alicante, Almería y parte de Albacete.
La clasificación resulta especialmente significativa porque el Atlas no se limita a medir aridez climática; incorpora evidencias de degradación real, como pérdida de productividad primaria, deterioro del suelo, retroceso de la cubierta vegetal o estado de masas de agua subterránea.
El informe destaca asimismo que el incremento de temperaturas y la reducción relativa de precipitaciones reforzarán esta tendencia, consolidando un escenario de aridificación progresiva en la Región de Murcia, que ya se constató al comparar los periodos 1961-1990 y 1991-2020, donde la extensión de zonas áridas aumentó de forma apreciable a escala estatal y con impacto directo en el sureste peninsular.
Consecuencias para el territorio murciano: el desafío de gestionar un suelo al límite
El Atlas subraya que la desertificación no es un proceso inevitable ni lineal, pero advierte que la combinación de suelo frágil, presión climática y actividades humanas por encima de la capacidad de regeneración natural conforman un escenario de elevada exposición en regiones como Murcia.
Aunque el documento no profundiza en medidas específicas para la comunidad, sí deja claro que los territorios con perfiles como el murciano requieren:
- gestión sostenible de suelos y masas de agua subterránea;
- reducción de prácticas que incrementen la erosión;
- y políticas de adaptación al cambio climático que integren el riesgo de desertificación como un factor estructural.
El Atlas describe la desertificación como “un proceso multifactorial que afecta simultáneamente a la productividad económica, biológica y ecológica” del territorio español, y sitúa a la Región de Murcia como uno de los ejemplos más extremos de esa tendencia.
El documento concluye que revertir o mitigar este proceso exige actuaciones coordinadas y sostenidas en el tiempo. Un mensaje que, de forma implícita, coloca a la Región ante la urgencia de afrontar uno de los mayores retos ambientales de su historia reciente.
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