La transferencia de crédito aprobada por el Consejo de Gobierno desvía íntegramente una partida destinada a retirar biomasa y limpiar áreas marítimas del ecosistema más frágil de la Región
El Consejo de Gobierno de la Región de Murcia ha aprobado una transferencia presupuestaria que implica detraer 200.000 euros del proyecto destinado a la retirada de biomasa vegetal y la limpieza de las áreas marítimas del Mar Menor, según el documento oficial firmado por el secretario del Ejecutivo, Marcos Ortuño Soto, el pasado 20 de noviembre. Los fondos se han reasignado a proyectos nominativos de becas Erasmus para la Universidad Católica San Antonio (UCAM) y la Universidad de Murcia (UMU) .
Esta decisión supone un golpe directo a uno de los pocos programas presupuestarios diseñados para actuar sobre el estado del ecosistema lagunar, que depende año tras año de partidas insuficientes para frenar la acumulación de biomasa, retirar restos vegetales y evitar episodios de anoxia.
Un recorte silencioso y dirigido a una de las partidas más sensibles del presupuesto
La transferencia aparece detallada de forma clara en el documento administrativo. La partida de origen —16.05.00.442L.227.09, proyecto 49348— estaba específicamente consignada para “Actuaciones de retirada de biomasa vegetal y limpieza de áreas marítimas del Mar Menor”. Los 200.000 euros completos han sido sustraídos de ahí.
Este movimiento presupuestario se ha realizado sin comunicado público, sin explicación política y sin justificación técnica conocida. Tampoco se ha especificado por qué se recorta precisamente de una partida crítica en una de las materias más sensibles social, ambiental y políticamente de la Región.
Un nuevo capítulo en la larga lista de recortes al Mar Menor
Mientras el Gobierno regional mantiene un discurso oficial en defensa del ecosistema, esta transferencia vuelve a mostrar la asimetría entre las declaraciones y las decisiones reales. La financiación destinada a la retirada de biomasa y limpieza de zonas marítimas es fundamental para evitar que la laguna entre de nuevo en colapso ecológico.
Estas actuaciones son consideradas por técnicos y científicos como de urgencia estructural, al reducir la acumulación de materia orgánica que genera malos olores y molestias a los vecinos de las zonas afectadas, además del evidente daño para el ecosistema. La retirada de biomasa es una de las pocas herramientas que la Administración autonómica tiene a su alcance de forma directa y continuada.
Recortar esta línea para financiar becas universitarias supone, en la práctica, una retirada de recursos ambientales esenciales y un golpe presupuestario que deja al ecosistema aún más expuesto.
El debate político: ¿una transferencia técnica o un “robo” deliberado al Mar Menor?
El movimiento presupuestario plantea un dilema que inevitablemente tendrá consecuencias en el debate público. ¿Por qué el Gobierno regional, con cientos de partidas disponibles en múltiples programas, elige recortar precisamente la destinada al Mar Menor?
No se trata de cuestionar la utilidad de los programas Erasmus, sino de preguntarse por qué se financian a costa de una actuación ambiental prioritaria. El examen del documento deja claro que la decisión fue adoptada a propuesta del consejero de Economía y firmada por el secretario del Consejo de Gobierno. Ningún apartado del acuerdo justifica por qué el recorte se aplica a esta partida concreta ni qué criterio técnico sostiene la elección.
Una decisión que refuerza la desconfianza social hacia la gestión del ecosistema
El Gobierno regional lleva años sosteniendo que actúa con responsabilidad sobre el Mar Menor. Sin embargo, este tipo de decisiones alimenta la percepción contraria: que las prioridades presupuestarias no pasan por la protección del ecosistema, sino por reasignaciones discrecionales que dejan a la laguna sin los fondos mínimos necesarios para actuar.
El documento oficial demuestra que la operación se ha realizado sin medidas compensatorias: no se incrementa ninguna otra partida ambiental, ni se garantiza que los 200.000 euros se repondrán en el futuro. Es un recorte puro y simple.
Además, se ejecuta en un momento especialmente delicado: con un ecosistema todavía frágil, con la biomasa aumentando en varias zonas del litoral y con el comité científico alertando de que los episodios de eutrofización podrían repetirse si no se mantienen los trabajos de limpieza.
Conclusión: una transferencia que contradice la prioridad que el Gobierno dice defender
La aprobación de esta transferencia presupuestaria sitúa al Ejecutivo regional frente a una contradicción evidente entre discurso y acción. Mientras públicamente reivindica su compromiso con el Mar Menor, en sede administrativa ejecuta recortes directos sobre partidas esenciales para su recuperación.
El resultado es claro: el Mar Menor pierde 200.000 euros destinados a su limpieza y mantenimiento. Y los pierde no por error, sino por una decisión política adoptada en Consejo de Gobierno.
Una decisión que, más allá de tecnicismos, transmite un mensaje inequívoco: parece que el Gobierno regional sigue considerando la protección del Mar Menor como una partida sacrificable.
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